viernes, 18 de marzo de 2016


   RESILIENCIA VS KINTSUGI



¿Resiliencia vs Kintsugi?

¿Qué ponemos en valor?

He quedado perpleja al leer las múltiples definiciones y usos de la Resiliencia como cualidad, no sólo de los objetos, como fue su origen, sino de los seres humanos.

Hasta el punto de haber visto como se ha creado hasta una herramienta que mide tanto el nivel de Resiliencia, como el de Anomia asiliente (su opuesto) en las personas. Es el test IAR.

Me ha parecido una cosificación de las personas inquietante.

El término Resiliencia se define de muchas maneras distintas y con más o menos matices, pero vendría a ser la capacidad de reponerse ( un objeto o persona) tras la acción de un agente externo que le fuerza. 

Dicho así no parece perverso. Lo perverso desde mi punto de vista, es poner en valor esa cualidad sin contemplar la rotura. Como si la rotura fuera un fracaso resiliente.

El Kintsugi, sin embargo, es un arte japonés que dignifica y revaloriza aquellos objetos que han sufrido una rotura, uniendo sus pedazos con un pegamento especial, al que añaden polvo de oro, para destacar precisamente esa unión. 
Esto los hace especialmente valiosos y bellos, además de reforzados por esas zonas de unión.

Extrapolándolo a los seres humanos, el valor que tiene una persona que por circunstancias externas se ha "roto", y que precisamente para recomponerse ha tenido que desarrollar una serie de cualidades que le permitan reforzar su estructura, sin ocultar que fue rota, sería lo contrapuesto a esa capacidad de resistencia y readaptación a la adversidad. 

Y además ganando en belleza. Una belleza que emerge desde la autenticidad de quien se recompone tras haberse permitido la vulnerabilidad hasta la rotura, y no desde el aguante (resistencia) de una falsa fortaleza, cuyo ego tal vez no le permite mostrar su vulnerabilidad ni siquiera a si mismo.

No estoy en contra de la resiliencia, cualidad que parece hoy la bandera de la "Psicología positiva".
Sólo deseo poner en valor la cualidad de recomponerse tras la rotura, y no sólo la de resistencia a la rotura.

No voy a entrar en si una tiene más valor que la otra. 
Aunque desde mi punto de vista tenga claro qué es lo más valioso para mi.

La vulnerabilidad es inherente al ser humano, aunque nuestro Ego no quiera admitirlo y se pase la vida trabajando para "cuidarse" de ella.

Por propia experiencia puedo decir que la vulnerabilidad es debilidad cuando la niegas y la ignoras, cuando luchas contra ella. Y sin embargo supone una gran fortaleza cuando la reconoces y forma parte visible de tu vida.
Entre otras cosas, porque te haces más permeable a la vulnerabilidad ajena.
Eres capaz de reconocerla, incluso aunque se esfuercen por no mostrarla. 
Y sientes una gran Compasión por ella.

No reconocerla u obviarla mientras se sobrevalora la resiliencia es lo que me preocupa. 

Tengo la impresión de que el "sistema" ha encontrado otra zanahoria para que los seres humanos sigamos siendo "objetos de consumo" (productivos) intentando ser resilientes a cualquier precio. Es muy rentable.

En este sentido la "psicología positiva" estaría al servicio de eso, ocupar un hueco en un "nicho de mercado" que es ahora el desarrollo personal, de tal modo que consiga reducir espacio a las lineas de desarrollo personal más encaminadas al enfoque humanista que contempla al Ser humano en sus tres dimensiones (Cuerpo, mente y Espíritu) y que para nada es tan "brillante" y socialmente valorado.

¿Cuál es su ventaja? Comercialmente hablando es más fácil vender un bienestar inmediato (fantaseado) y que hace útil al sistema esas pseudo-cualidades adquiridas o potenciadas (desarrollo de la resiliencia), que otro (autoconocimiento y emancipación) mucho más costoso y esforzado pero auténticamente revolucionario.

El autoconocimiento aúna luz y sombra, fortaleza y vulnerabilidad, pero sobre todo potencia el hecho de hacerse uno cargo de uno mismo desde las dos polaridades de todo en la vida, no sólo desde la fantasía de la positividad.

¿Existiría lo positivo si no existiera lo negativo?
¿Sabes el efecto que el exceso de iones positivos en el aire produce en las personas?

Todo en su justa medida.

Valoremos la resiliencia como cualidad natural, pero no la entrenemos como alejamiento de la genuidad del individuo y así alcanzar una homogeneidad productiva.
Respetemos y valoremos la otra forma de resiliencia que supone no resistir sobrehumanamente, sino romperse, dejar aflorar la vulnerabilidad y construir sobre ella nuestra nueva genuidad (Kintsugi).

Todo forma parte de la vida. Lo fuerte y lo fragil, lo adaptado y lo revolucionario. 

No hay luz sin sombra.... ni sombra sin luz....


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